¿Quién no ha soñado cuando era un niño con tener una cabaña en el árbol de esas que siempre salían en las películas y en los cuentos? Los hijos de los socios de la empresa Luxury Small World, y en general los niños de hoy, parece que tienen las expectativas más altas. Cuando sus padres, que se encontraban gestando la idea de este peculiar negocio, les pidieron un dibujo de la "casa de sus sueños", ellos no se andaron con chiquitas.
Un palacio, un barco al más puro estilo pirata o una casa de campo de las de toda la vida fueron algunas de sus ideas. "Simplemente teníamos que llevar eso a la realidad", cuenta José Manuel Cruz, director general de esta compañía que comenzó su andadura hace tan sólo dos meses. Luxury Small World ha dado una vuelta de tuerca al mercado inmobiliario tradicional y se dedica a diseñar, fabricar y comercializar casas de juguete, aunque "gracias a su estética y a los materiales que empleamos conseguimos el mayor realismo posible", apunta Cruz.
La idea es que, además del catálogo de modelos que ofrecen, los clientes acudan con sus hijos -sobrinos, nietos...- y se conviertan ellos mismos en los diseñadores de su 'vivienda'. "El niño se sienta con nuestros arquitectos y les cuenta qué le gusta, qué añadiría o quitaría... Posteriormente, hacen un prototipo en 3D y, en menos de tres semanas, se fabrica y se instala donde se haya acordado", explica el director general.
Por ahora, los modelos del barco de Puerto Escondido y del faro Finisterre son los preferidos por los pequeños. "Los padres se quedan fascinados con el chalé de diseño estilo Bauhaus y la casita de campo Toscana", señalan en la empresa.
Tejas asfálticas y paredes de pino
Lo cierto es que a ninguna de estas construcciones, que no alcanzan los cuatro metros de altura, les falta detalle. Los suelos son de tarima, las paredes de madera de pino, cuentan con calefacción y aire acondicionado, tejas asfálticas y, si el cliente lo desea, se entregan amuebladas.
El precio de estos caprichos a pequeña escala oscila entre los 6.000 y los 17.150 euros. En función de si, por ejemplo, se elige entre paneles simples -en los que a la hora de cablear habría que utilizar guías-, o paneles dobles tipo sandwich, que permiten un cableado interior y mayor aislamiento.
En opinión de José Manuel Cruz, el importe no es tan exagerado si se compara con la reforma que tendrían que hacer esos clientes en su casa para crear un cuarto de juegos. Aunque reconoce que los encargos de particulares que tienen por ahora proceden de familias "de alto poder adquisitivo". "Tenemos en mente añadir un tipi -tienda de campaña india-, y ese será más barato", adelanta.
Tan real es el resultado que surge una pregunta obvia: ¿La crisis ha llegado a este 'mini' mercado inmobiliario? Al director general de la empresa no le cabe duda: "El mercado real va en picado por el mercado de las hipotecas. Nuestras casas se salvan porque no requieren hipotecas, ni escrituras ni IBI".
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